LA SOBREPROTECCIÓN, NO SUMA, SINO QUE RESTA AL PROCESO EDUCATIVO
Sabemos que la
protección es un cuidado preventivo necesario y natural, ante un eventual
riesgo o problema, pero cuando esa actitud exagera el cuidado, y no permite a
la otra persona el realizar las tareas propias de su edad, pretendiendo que no
sufra por ningún motivo y tratando de hacerle la vida más fácil, anticipándose
a cualquier necesidad o demanda que tenga, generando conductas que no corresponde a su edad; entonces estamos ante una conducta de “sobreprotección. Webmaster
Psicología afirma en su blog: “Todos los niños necesitan la protección de sus
padres ante ciertos peligros que encontrarán en su vida, pero cuando esta
protección se convierte en una burbuja de aislamiento hacia una gran parte de
lo que ocurre en el exterior hablamos de sobreprotección”.
Descubrir si alguno de
nuestros estudiantes es sobreprotegido, no
es tanto para actuar directamente nosotros como profesores (aunque es
posible que más de un profesor tenga la especialidad en psicopedagogía), sino
para detectar a tiempo, y formalizar el debido procedimiento, siguiendo el protocolo de convivencia
escolar. Según CUIDADO DE LA SALUD, nos dice que “los niños que han
recibido un cuidado excesivo por parte de sus padres, normalmente poseen
ciertas características, algunos ejemplos serian que:
- Comportamiento de niños
sobreprotegidos
- Carecen de iniciativa,
- Son incapaces de tomar
decisiones
- Pueden comportarse de
forma:
» Insegura
y temerosa.
» Dependiente.
» Tímida.
» Nerviosa.
Los niños con estas
características sufren cuando tienen que separarse de sus padres para ir a la
escuela”[1].
En la escuela, según los
sistemas educativos más habituales, somos los profesores quienes asumimos la
responsabilidad de detectar a tiempo los obstáculos para el correcto
aprendizaje de los estudiantes, y si es necesario, derivarlos a un tratamiento
especializado. En las redes hay mucha literatura sobre el tema, y debemos aprovecharla,
porque nos es conveniente conocer las señales de posible “sobreprotección”, e
iniciar el proceso de ayuda de acuerdo con las normas y reglamentos de la
institución educativa. Recordemos que “somos como padres o madres” de esos estudiantes, pero realmente (salvo excepciones) no lo somos, por lo que no
debemos asumir un rol que no nos corresponde. Además, necesitamos hacer ver
que la sobreprotección, no suma, sino
que resta al proceso educativo de nuestros estudiantes[2].
El Blog GUÍA INFANTIL[3]
publica un interesante artículo de la psicóloga Silvia Álava Sordo, ella afirma
que: “la sobreprotección es un estilo
educativo de los padres, en los que éstos, asumen parte de las
responsabilidades de sus hijos, les tratan como más pequeños, les resuelven los
problemas… por evitar que el niño sufra,
se frustre o lo pase mal, los padres le dan las tareas resueltas, y no son
conscientes que están impidiendo que sus hijos aprendan, que se desarrollen
correctamente, que crezca sanos, seguros, autónomos e independientes”; y señala
algunos indicadores de padres de
familia, que nos están enviando a la escuela, niños “sobreprotegidos”:
Ø no les dejan hacer las
cosas que sí pueden hacer,
Ø se anticipan a la
satisfacción de que sus hijos sientan que han hecho algo por sí mismos,
Ø les impiden desarrollar
recursos y estrategias,
Ø satisfacen sus
necesidades en exceso,
Ø no dejar que se frustren
o que sufran,
Ø no permiten, a sus
hijos, que se queden sin algo que les guste,
Ø no admiten que luchen
por sus objetivos,
Ø en lugar de ayudar, resuelven
los problemas, y
Ø (en algunos casos
extremos) un miedo intenso e irracional por asistir a la escuela, y se
identifica a través de síntomas como la ansiedad, sudoración de manos, temblor,
dolor de cabeza o estómago, náuseas y mareos, que se conoce como la fobia
escolar[4].
El diálogo con los
padres de familia, siempre será el mejor puente para cooperar en la formación
integral de nuestros estudiantes, por eso podríamos aprovechar las reuniones
para leer juntos el artículo de la rumana Olga Valyaeva, traducido y adaptado
por Genial Gurú[5], en el cual se relatan
cuatro historias y se dan unos consejos a los padres de familia. Y dice: “Dales a tus hijos la oportunidad de vivir y
respirar. Así podrán crecer y desarrollarse en el área que tengan
destinada. Nuestro rol como padres es muy sencilla: regar a tiempo, pero no
ocultar del sol, proteger de las malezas; después el niño, tal como una flor,
podrá crecer por su cuenta y mostrar lo mejor de sí”.
Para valorar la
importancia de compartir la tarea educativa entre el hogar y la escuela,
recordamos dos consejos de Bill Gates
en la Universidad de Yale, a los jóvenes: “Si te equivocas no culpes a tus
padres, asume tu responsabilidad y aprende de los errores” y “Si crees que tu
profesor es duro, espera a conocer a tu jefe, este no tendrá vocación de
enseñanza ni la paciencia requerida”, y también recordar que “la alegría no
llega sólo con el encuentro de lo hallado sino que forma parte del proceso de
búsqueda. Y enseñar y aprender no se pueden dar fuera de ese proceso de
búsqueda, fuera de la belleza y de la alegría” (Paulo Freire).
De esta manera nuestra labor,
como profesores, logrará el objetivo de la educación, cual es, acompañar el
pleno desarrollo de nuestros estudiantes, en sus potencialidades y habilidades,
orientadas a la toma de conciencia del rol que les toca desempeñar para
perfeccionar su contexto, con una conciencia crítica, capaces de analizar la
realidad del mundo en que viven y favorecer la transformación de la sociedad en
más justa, igualitaria y democrática[6],
como opina Paulo Freire.
SI sabemos detectar a
tiempo los síntomas de sobreprotección, muchas
veces practicadas por los padres de familia de manera inconsciente, estaremos
allanando el camino para un eficaz y
fértil proceso de enseñanza – aprendizaje, pues el estudiante aprende mejor
cuando está preparado de manera adecuada tanto física, mental y emocionalmente,
y es nuestra tarea trabajar incansablemente para mantener nuestra mente clara
para hacer posible las cosas, pues estamos convencidos, como nos animó Steve
Jobs: “Vale la pena llegar hasta el final con esto, porque cuando terminas
puedes mover montañas”, y que “nos hacemos sabios no por el recuerdo de nuestro
pasado, sino por la responsabilidad de nuestro futuro” (George Bernard Shaw).
Trujillo, 22 de marzo del 2017
J. Antonio Mansen Bellina, cmf
[1] http://www.cuidadodelasalud.com/cuidado-del-cuerpo/caracteristicas-de-los-ninos-sobreprotegidos/
[2] http://www.educauc.cl/la-sobreproteccion-dificulta-la-vida-escolar
[3] https://www.guiainfantil.com/articulos/educacion/autonomia/sintomas-de-un-nino-sobreprotegido/
[4] http://www.salud180.com/salud-dia-dia/fobia-escolar-es-comun-en-ninos-sobreprotegidos
[5] https://genial.guru/psicologia/no-vivas-solo-por-tus-hijos-609/
[6] http://peducativas.blogspot.pe/2011/09/fines-de-la-educacion-segun-paulo.html