« El cuidado de la educación es amor »
(Sab 6,17)
“La
gratitud es la memoria del corazón." (Lao Tse)
La Web del Maestro CMF, ha llegado a un número de seguidores muy
significativo, por la riqueza de su diversidad y la pluralidad de los aportes.
Me admiro del tiempo que muchos de los seguidores logran prestarle al descanso,
al recreo, al receso necesario; para leer, para visualizar, para opinar y para
enriquecer su corazón de educador(a). Esta red educativa-pastoral es una labor
muy enriquecedora, porque la variedad de temas hace que uno navegue sin tiempo
ni cansancio, con la curiosidad de encontrar
filigranas educativas para compartir. Personalmente les agradezco porque cada
uno de Ustedes me están ayudando a “estar al día” en mi servicio docente, y por
medio de estas redes estamos revalorando nuestro rostro y nuestra presencia en
la construcción de un mundo mejor.
Gracias por acompañarnos mutuamente a descubrir que cada vez que entramos
en la Web del Maestro CMF, nos sorprendemos al conocer que mientras descansamos
(pensando en las clases y tareas de mañana) alguien con corazón de madre, nos
va preparando la “lonchera” llena de provisión educativa, en nuestra red, y que
con mucha alegría la compartimos con
gratitud; porque el educador es feliz cuando está donde quiere estar, haciendo
su tarea con amor, enseñando a otros a
encontrar la Verdad, dándose él mismo, para que su gozo docente sea el doble, y
sus preocupaciones la mitad, porque “no hay medicina que cure lo
que no cura la felicidad" (Gabriel García Márquez).
Juntos estamos logrando comunicar la hermosa y grande trascendencia de nuestra
vocación docente (que es amor), porque “el amor se siente, no
se ve; el amor silencioso es el más fuerte de todos" (san Juan Pablo II).
Somos diez mil amigos de muchos países, quienes hemos llegado a formar
parte de esta comunidad educativa en el
ciberespacio. La tecnología nos ha acercado a pesar de vivir en diferentes
lugares, horarios y culturas; en realidades tan variadas; pasar por rutas
singulares; el de tener o no tener material didáctico o tecnologías de última
generación; nos hemos encontrado sabiendo que tenemos formación pedagógica
diferente; que cada uno acopiamos sueños y utopías por la educación; que
caminamos entre luces y sombras, con personas que nos alientan y otras que no
nos animan mucho; pero todos creyendo en
que la educación va a cambiar el mundo, porque no educamos a los hombres para
la destrucción y exterminio (cf san Juan Pablo II), sino con la firme esperanza
de que “poco a poco, los defectos desaparecerán por sí mismos,
porque el que es feliz sólo puede mirar el mundo con amor, esta fuerza que
regenera todo lo que existe en el Universo”
(Paulo Coelho).
Hoy agradecemos a todos y cada uno de Ustedes que nos acompañan a llegar a
las periferias (que estas tecnologías están haciendo cada día más distantes),
pero que no son inalcanzables, porque nuestros sueños no son insignificancias
en el aire porque lo que queremos es convertir nuestros sueños en realidad (cf
Gandhi) y aunque “a veces sentimos que lo
que hacemos es tan solo una gota en el mar, pero el mar sería menos si le
faltara esa gota” (Madre Teresa de Calcuta).
Comenzamos con un blog, después nos ilusionamos con “colgar” una página web
en el ciberespacio, gracias al entusiasmo y creatividad del equipo; quienes (al
poco tiempo) nos sorprendieron con una aplicación para Android y ahora para
Apple. Estamos en la senda que nos planteó el Concilio Vaticano II: “Procuren, de común acuerdo, todos los hijos de la Iglesia que los
instrumentos de comunicación social se utilicen, sin la menor dilación y con el
máximo empeño, en las más variadas formas de apostolado, tal como lo exigen las
realidades y las circunstancias de nuestro tiempo (...)” (Decreto sobre los Medios de Comunicación Social, n. 13).
Nos satisface tanto afirmar que el ser educadores “no es una profesión, es una vocación, es una misión” para comunicar lo que hemos aprendido, para dar razón de nuestra esperanza
(1Pe 3,15) y que somos peregrinos hacia la Verdad que nos hace libres (Jn 8,31).
Vamos aprendiendo de nuestra experiencia personal, de la de cada uno de
Ustedes, de tantos hombres y mujeres apasionados por la educación cuyas
experiencias compartimos en las redes, para ahondar el diálogo con el mundo
contemporáneo, porque “el Señor ha estado grande con nosotros, y estamos
alegres” (Sal 125,3) al llamarnos a ser instrumentos de paz y de luz para
tantos niños y jóvenes.
Finalmente seguimos compartiendo con Ustedes nuestro quimera, como Martin
Luther King: soñamos en el día en todos valoren la tarea docente; y lo hago con
los fragmentos de dos grandes de la literatura: “Mientras
tanto,…tóquenle música, llenen la casa de flores, hagan cantar los pájaros,
llévenla a ver los atardeceres en el mar, denle todo lo que pueda hacerla
feliz” (Gabriel García Márquez, Del amor y otros
demonios), porque “Las personas mayores nunca
son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los
niños tener que darles una y otra vez explicaciones” (El Principito, Antoine de Saint-Exupéry).
Trujillo, 10 de julio del 2016
Jorge
Antonio Mansen Bellina, cmf
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